El proyecto de modificación del sistema binominal: una invaluable fuente de sabiduría
Parece
ser que el Gobierno, con el apoyo de Amplitud, está sacando adelante su
proyecto de modificación del sistema binominal. Éste consiste, no olvidemos, en
aumentar la dotación del Congreso en 35 diputados y en 12 senadores (un 29,2% y
un 31,6%, respectivamente), y está acompañado por una fuerte campaña
promocional que asegura que tal incremento no generará desembolso adicional
alguno, ya que su financiamiento
provendrá de la reestructuración del actual presupuesto del Congreso.
No
sé si coincidirá usted conmigo, pero para mí este proyecto y el proceso que se
ha desarrollado para conseguir aprobarlo, son un verdadero manantial de
conocimiento, una invaluable fuente de sabiduría, acerca de cómo funciona
nuestra institucionalidad y cuál es la forma de actuar de nuestra clase
política. Permítame exponerle algunas de las profundas enseñanzas que nos ha
dejado en el breve lapso que dura su trámite.
En
primer lugar, nos ha revelado que el cuarto párrafo del artículo 67 de nuestra
Constitución, es letra muerta; que no sirve para nada, porque nadie lo respeta
ni lo considera.
¿En
qué me baso para respaldar tal afirmación? Se lo explico. La citada norma
señala textualmente: “No podrá el Congreso aprobar ningún nuevo gasto con cargo
a los fondos de la Nación sin que se indiquen, al mismo tiempo, las fuentes de
recursos necesarios para atender dicho gasto”.
La
primera pregunta que cabe hacerse al respecto es: la reforma al binominal,
¿conlleva un nuevo gasto con cargo a los fondos de la Nación? Parece evidente,
¿verdad? Desde luego que sí, y bastante grande. Es cosa de tomar nota y sumar:
las instalaciones necesarias para recibir a los nuevos parlamentarios ―oficinas
para ellos y sus asesores, salas de reuniones, cafeterías, casinos, ampliación
de los hemiciclos (¿pueden ampliarse?; ¿caben allí los nuevos parlamentarios?)
y estacionamientos, entre otras― no surgen por generación espontánea; tampoco
pueden hacerse aparecer mágicamente (de hecho, hasta el momento no se ha
reportado que en el gabinete o en el Congreso exista un hechicero o hechicera,
salvo que, producto de su atractivo, le brindemos tal calificativo a alguna
ministra o parlamentaria). Hay que diseñarlas, construirlas y habilitarlas. El
equipamiento del que deben ser dotados todos los recién llegados congresales
―muebles, útiles de escritorio, laptops,
celulares, software, etc. (sería muy
interesante conocer el detalle completo)―, tampoco cae del cielo como el maná.
Aunque a los autores del proyecto les resulte difícil aceptarlo, hay que
comprarlo. Y pagarlo, por supuesto. Y todos los gastos asociados a los nuevos
parlamentarios ―remuneraciones y asignaciones, seguros, casino, viáticos,
pasajes y un largo, pero muy largo, etcétera―, no provienen de la misericordia
divina; hay que, por desgracia, solventarlos, y es el Estado quien está
obligado a hacerlo. Todo esto representa muchos millones, tanto lo que es
inversión (me permitiré, por el momento, excluir de esta columna el debate
conceptual de si los chilenos, al solventar las instalaciones necesarias para
albergar a los nuevos parlamentarios, estamos realmente haciendo una inversión)
como en lo que es gasto mensual.
Lo
invito a que analicemos con algo más de profundidad este último concepto (gasto
mensual) para determinar la real factibilidad de financiar los nuevos
desembolsos mediante reasignación del actual gasto. Para ello es necesario
tener presente que, por concepto de remuneraciones y asignaciones, nuestros
senadores reciben poco más de $ 25 millones y nuestros diputados, unos $ 22
millones, ambos mensuales. La siguiente tabla muestra una comparación del gasto
adicional mencionado ―el que corresponde a los nuevos diputados y senadores― con
los presupuestos 2014 del Senado y de la Cámara (están en http://www.dipres.gob.cl/595/articles-111735_doc_xls.xls)
en millones de $:
ÍTEM
|
SENADO
|
CÁMARA
|
TOTAL
|
Remuneraciones
Transferencias (fundamentalmente
asesorías)
Bienes y servicios
de consumo
Otros
Total
Incremento de remuneraciones
y asignaciones
Incremento
proporcional de bienes y servicios
Incremento total
Porcentaje sobre
total
|
17.720
11.826
6.307
645
36.498
3.600
1.992
5.592
15,32%
|
30.036
19.772
6.368
2.328
58.504
10.374
1.857
12.231
20,91%
|
47.756
31.598
12.675
2.973
95.002
13.930
3.849
17.823
18,76%
|
Ésta,
ni más ni menos, es la situación, estimado lector. Mirando las cifras
fríamente, ¿les cree usted a nuestras autoridades cuando nos dicen que el
financiamiento adicional requerido provendrá de una reasignación del actual
gasto?
Veamos
si ello es factible: las actuales remuneraciones son intocables, ya que
corresponden a los parlamentarios en ejercicio y a personal de planta. Los
bienes y servicios de consumo podrían disminuirse, pero en un porcentaje menor
(se supone que son bienes y servicios necesarios para el adecuado
funcionamiento de ambas instituciones). Además, su monto total es claramente
inferior al incremento previsto. La única parte de donde podría salir el
financiamiento requerido sería de las asesorías (transferencias), las que
tendrían que disminuirse en un 56,4% para conseguir ese propósito. Coincidirá
usted conmigo que eso es imposible (es cosa de fijarse en quiénes les prestan
asesorías a nuestros parlamentarios para darse cuenta de ello). Y, como resulta
evidente, no hay manera, con esta estructura de gasto, de financiar las
inversiones (¿?) que requiere la ampliación prevista para ambas cámaras.
De
manera que nuestra Presidenta, si de verdad respetara el texto constitucional,
debería haber expuesto los montos involucrados en su proyecto: cuánta inversión
y cuánto gasto; debidamente acompañados, por supuesto, por las fuentes de donde
pretende obtener los recursos necesarios para enfrentarlos (que, como ya vimos,
no corresponden a una reasignación del gasto ya que ésta no es posible).
Convendrá
usted conmigo, estimado lector, que pedirles a los diputados ―una de cuyas
funciones es, precisamente, fiscalizar al ejecutivo― que cumplan con sus
obligaciones y exijan que se remedie tan grave omisión es, luego de observar su
vergonzoso comportamiento en la aprobación del proyecto de reforma tributaria,
perder el tiempo. No tiene sentido. Nada puede lograrse por ahí. Ninguno de los
senadores, por su parte, ha alzado la voz para poner el tema sobre la mesa, así
que podemos tener la certeza de que no les importa.
De
manera que ésa es la triste situación del párrafo cuarto del artículo 67 de
nuestra Cata Fundamental: a nadie le interesa. Aunque queda todavía, debo
admitirlo, la intervención del Tribunal Constitucional para restablecer el
imperio del derecho. Sin embargo, ¿estará a la altura?
¿Y
las demás revelaciones? Se las detallo:
Se
nos ha revelado lo que, en su fuero íntimo, quienes están en el gobierno piensan
acerca de todos los ciudadanos de este país: que somos unos descerebrados, una
tropa de cretinos capaces de comulgar con ruedas de carreta sin importar el
tamaño que éstas tengan, y que gracias a ello pueden plantear lo que se les
ocurra, por falaz y descabellado que resulte, sin consecuencias posteriores.
Como en este caso.
También
se nos ha revelado (aunque en este caso deberíamos decir que se ha confirmado)
que el real aporte que efectúa a nuestro proceso legislativo la Cámara de
Diputados, es nulo; que se trata de una institución perfectamente prescindible
(le vuelvo a recordar que, aunque parezca increíble, es ella la encargada de
fiscalizar al ejecutivo). Y en tal caso, apreciado lector, ¿qué razón
justificaría incrementar su tamaño con 35 nuevos miembros? ¿Para qué? ¿Para malgastar
aún más dinero? Si actuamos en tal dirección, es porque algo anda demasiado mal
en nuestro país.
Otra
revelación que ha surgido de este pozo de sabiduría es que Amplitud, que
parecía un interesante prospecto político, es más de lo mismo: cero aporte;
sólo transacciones destinadas a obtener provecho político para su propio
molino. Una lástima.
Se
nos ha revelado además, que para la Nueva Mayoría (y para Amplitud y algunos
“independientes” también) la palabra del Gobierno está por sobre las
consideraciones humanas; que para ellos, cuando la Presidenta habla, cuando
ella asegura que el nuevo proyecto no requerirá financiamiento adicional, es
como si el Papa saliera a predicar algún dogma: es infalible. La aseveración no
requiere demostración (o sea, es un dogma), sólo porque ella lo dice. ¿Qué le
parece? Es una prueba fehaciente de la evolución: el ser humano adquiriendo
características divinas. En todo caso, qué curioso es constatar cómo líderes
aparentemente tan opuestos, son tan semejantes en las mentes de sus fieles
seguidores.
Y
por último (hay más, pero detallarlas me significa alargar el articulo en
demasía) también ha surgido de este manantial del saber el convencimiento de
que a la clase política, tanto al gobierno como a la oposición, no le interesa
en lo más mínimo el bienestar del país, sino sólo el suyo propio; y que para
lograrlo, están dispuestos a recurrir a lo que sea, incluso a propalar
falsedades.
¿O
le parece, estimado lector, que declarar que el financiamiento de la reforma al
binominal provendrá de un reacomodo del presupuesto existente, no es una
falsedad? Se lo dejo de tarea. Piénselo.
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