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Mostrando las entradas de julio, 2014

Los increíbles privilegios del DFL 2

Hasta el 31 de octubre de 2010, usted tenía chipe libre ―no sólo existe en el ámbito de las relaciones de pareja; es muy usual también en el tributario― para hacer uso, y abuso, del DFL 2. Como usted seguramente sabe, dicho decreto ―que fue dictado en 1959, con el propósito de contribuir a solucionar el grave déficit habitacional que afectaba a los sectores medios de la población― permitía hasta esa fecha a los adquirentes de viviendas de hasta 140 m2 (mal llamadas “viviendas económicas”), sin restricción alguna, usufructuar de ellas (esto es, arrendarlas) sin tributar por los ingresos obtenidos, y pagar sólo un 50% del impuesto territorial (contribuciones) por un lapso que variaba entre 10 y 20 años, dependiendo de la superficie de la vivienda. Había otros beneficios: rebajas al impuesto de herencia, al de timbres y estampillas (ése es el absurdo eufemismo que se utiliza para denominar al impuesto al crédito) y al pago de derechos notariales y de conservaduría, pero lo mencio

El retorno del FUT

Si hubiera que filmar una película acerca de las vicisitudes del FUT, habría que conseguir la participación de algún duro de la pantalla. Bruce Willis y Jason Statham podrían servir, pues ambos han interpretado personajes capaces de sobrevivir a las situaciones más extremas casi sin despeinarse. Tal como el FUT. Sin embargo, creo que no aceptarían el papel pues siempre interpretan al héroe, al chico bueno, y el FUT es todo lo contrario: es el malo de la película. Tal vez los actores que interpretan a “la Montaña”, en The game of thrones, o a Voldemort, en la saga de Harry Potter, servirían. Haga uno lo que haga, someterlos a la magia o incluso envenenarlos y acuchillarlos salvajemente, los personajes sobreviven. Maltrechos y todo, pero sobreviven. Y son enfermos de malos, ¿verdad? El momento para emprender un proyecto fílmico como éste, es el adecuado. El Gobierno, por medio de su propuesta de reforma tributaria, intentó liquidar al malvado ente, lamentablemente sin éxito. La

La chacota tributaria

Usted lo escuchó y lo leyó igual que yo. Está escrito, grabado y repetido hasta el cansancio: el proyecto de reforma tributaria presentado por el gobierno tenía dos objetivos principales: aumentar la recaudación fiscal en USD 8.200 millones anuales (que serían destinados, principalmente, a financiar la reforma educacional); y avanzar en equidad, mejorando la distribución de los ingresos, y reduciendo la evasión y la elusión (artificios que, como resulta evidente, acrecientan la inequidad). No era un buen proyecto, lo sabemos muy bien. Entre varias otras falencias, no solucionaba la principal inequidad del sistema vigente ―el subsidio que, financiado por todos los chilenos, se les entrega a las empresas al regalarles los servicios públicos que consumen―; incorporaba un formidable harakiri tributario ―la depreciación instantánea―; rebajaba las tasas marginales más altas, favoreciendo en forma exclusiva a los sectores de mayores ingresos; y complicaba de manera increíble la normativa

El proyecto de modificación del sistema binominal: una invaluable fuente de sabiduría

Parece ser que el Gobierno, con el apoyo de Amplitud, está sacando adelante su proyecto de modificación del sistema binominal. Éste consiste, no olvidemos, en aumentar la dotación del Congreso en 35 diputados y en 12 senadores (un 29,2% y un 31,6%, respectivamente), y está acompañado por una fuerte campaña promocional que asegura que tal incremento no generará desembolso adicional alguno, ya que su financiamiento provendrá de la reestructuración del actual presupuesto del Congreso. No sé si coincidirá usted conmigo, pero para mí este proyecto y el proceso que se ha desarrollado para conseguir aprobarlo, son un verdadero manantial de conocimiento, una invaluable fuente de sabiduría, acerca de cómo funciona nuestra institucionalidad y cuál es la forma de actuar de nuestra clase política. Permítame exponerle algunas de las profundas enseñanzas que nos ha dejado en el breve lapso que dura su trámite. En primer lugar, nos ha revelado que el cuarto párrafo del artículo 67 de nuestra

Reforma tributaria: la última oportunidad

La reforma tributaria entró a tierra derecha y nos preparamos a ver los resultados de la intervención del Senado. Como corresponde en un sistema democrático habrá, al parecer, debate; no como ocurrió en la Cámara, donde la gran mayoría de sus integrantes, como los loros, se limitaron a repetir, sin saltarse una coma, el planteamiento original del Gobierno. Dos opciones se abren respecto de esa curiosa actuación de los honorables diputados: o no entendieron el contenido del proyecto (y son, en consecuencia, incapaces de cuestionarlo) o lo entendieron y lo hallaron perfecto (lo que implica, necesariamente, un problema de juicio, ya que se trataría de la primera obra humana perfecta de la historia, cosa muy poco probable a la luz de la montaña de cuestionamientos que ha recibido desde todo el resto de los sectores). Una tercera ―que el proyecto pasó colado porque había un compromiso político de los integrantes de la Cámara con el Gobierno para aprobarlo, a como diera lugar, tal como