Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2014

Los cargos de confianza, ¿un problema de ethos?

Cada cuatro años asistimos, impávidos, a uno de los espectáculos más vergonzosos que pueden presenciarse en la escena pública: la descarada repartija de los cargos llamados “de confianza”, eufemismo usado para denominar aquellas posiciones en el aparato público que los legisladores, coautores y cómplices de esta infamia, han dejado a disposición de las coaliciones gobernantes para que las distribuyan entre sus miembros. El botín a disposición de los ganadores en impresionante. Los medios de prensa sitúan en sobre mil los mencionados cargos, pero la realidad parece ser mucho más extrema e impresentable. Veamos, para comprobarlo, algunas cifras. En el informe Estadísticas de Recursos Humanos del Sector Público 2003-2012 (http://www.dipres.gob.cl/594/articles-110726_doc_pdf.pdf), elaborado por la Dipres, se señala que al 31.12.2012 los empleos públicos adscritos a la administración central sumaban 247.940 (no se incluyen los miembros de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad P

Michelle, ¿cómo podemos combatir la desigualdad?

Imagen
En su primer discurso como presidenta, Michelle Bachelet planteó, entre varios tópicos de mucho interés, una declaración y un llamado. “¡Chile tiene un solo gran adversario, y eso se llama desigualdad!”, advirtió hacia el final de su alocución, y agregó “Y sólo juntos podremos enfrentarla”. Contundente mensaje, ¿no le parece? Y más que pertinente, considerando el escandaloso, humillante y vejatorio panorama que, en esa materia, nos arrojó a la cara el reciente informe de la OCDE, donde Chile muestra, por lejos, el peor desempeño en materia de desigualdad dentro de tan selecto grupo, a sideral distancia de los líderes en la materia. Es una declaración que marca lo que pareciera ser la impronta que quiere darle a su gobierno (lo que para Piñera fue, aunque con no muy buenos resultados, la eficiencia): combatir,  de una vez por todas, la extrema e inaceptable desigualdad que nos afecta; y la forma en que piensa abordarla: con la colaboración y el apoyo de todos quienes habitamos en e

¿De verdad llegó el fin del FUT?

Alberto Arenas, flamante ministro de Hacienda, lo dijo con todas sus letras hace pocos días: “la reforma tributaria termina con el FUT, no hay duda de eso”. ¿Qué significa, exactamente, dicha aseveración? Para responder a esta crucial interrogante (no es cosa menor que, tras 30 años de vigencia, dicho mecanismo deje de existir), es preciso, previamente, definir con claridad meridiana algunos conceptos.  Veamos: ¿QUÉ ES EL FUT? El FUT (artículo 14 de la ley de la renta) es ni más ni menos que un registro contable, al parecer único en el mundo, creado como consecuencia de una singularidad de nuestra normativa tributaria: los impuestos que pagan las empresas (primera categoría) NO son de beneficio fiscal, sino sólo meros anticipos de los impuestos personales (global complementario y adicional) de sus propietarios. Eso es lo que se denomina “sistema de impuestos integrados a la renta”, y su justificación es, según quienes lo defienden e incluso se jactan de él, “evitar la doble

El principio del beneficio

Termina, sin pena ni gloria habría que decir, el primer gobierno de la derecha desde el fin de la dictadura, y se acerca el momento en que tendremos, tras este recreo de 4 años, de vuelta a la centroizquierda. Debo confesar que tengo curiosidad. ¿Cómo se desempeñará la Nueva Mayoría? ¿Habrá aprendido de sus errores, en este breve lapso en el que tuvo que ejercer de oposición? ¿O volverá a repetirlos, cocinándose con ello a fuego lento, y pavimentándole el camino a alguna alternativa populista del tipo Chávez para el 2017? Las primeras señales, las que aparecen en su programa de gobierno, no son muy alentadoras. Hay que decirlo. Definitivamente, no se hace cargo en toda su dimensión del principal problema que hoy afecta a nuestra sociedad: la excesiva desigualdad. Varias de nuestras graves falencias sociales están tocadas así como por encima, como si faltaran diagnósticos claros y precisos, o no se dispusiera de las ideas necesarias para responder a éstos. Y un conglomerado de gobi

El caso Echeverría

El nombramiento de Carolina Echeverría como Subsecretaria de FF.AA., ha generado un fuerte debate público. Desde casi todos los sectores se alzan voces pidiendo su dimisión, aduciendo que sus antecedentes son, con los estrictos criterios que hoy imperan en nuestra vida pública, incompatibles con el cargo para el que ha sido designada. Desde el próximo gobierno, sin embargo, se ha hecho oídos sordos a tales peticiones, y se ha optado por confirmarla. Hasta el momento, al menos. ¿Cuáles son los pecados que se le imputan a Carolina? Primero, ser hija de un oficial en retiro de la Armada al que se acusa de haber violado los derechos humanos; segundo, siendo Subsecretaria de Marina, en el anterior gobierno de Michelle Bachelet, exigir el retiro de querellas por tortura a supuestas víctimas de esta infamia, como condición indispensable para franquearles el acceso, con los beneficios correspondientes, a la condición de “exonerados políticos”. ¿Son tales argumentos razonables? ¿Deberí

El legado de Piñera

Termina el período presidencial de Sebastián Piñera y, como siempre ocurre en estos casos, llegan las evaluaciones. ¿Cómo lo hizo el saliente presidente? Su desempeño, ¿fue bueno, regular o malo? ¿Aprobó, quedó para marzo o, lisa y llanamente, reprobó? Por cierto, sería muy bueno saberlo, no sólo en su caso, sino en los de cualquiera que ocupe tan alto cargo (¿le suena a usted haber visto una evaluación en serio, una siquiera, de los desempeños de los antecesores de Piñera?). Como era de esperarse, varios artículos se refirieron al tema la semana recién pasada. La mayoría, sorprendentemente, usando argumentos que, con el mayor cariño y respeto, sólo pueden calificarse de básicos. ¿Qué pasa en este país? ¿De repente se nos olvida cómo se efectúan las evaluaciones? ¿O es que nunca lo hemos sabido? Bueno… dicen por ahí que nunca es tarde para aprender. Una evaluación, no está de más recordarlo, es una comparación. Para evaluar algo, un desempeño por ejemplo, usted debe disponer

Bachelet, los estadistas y el FUT

En los sistemas de gobierno fuertemente presidencialistas, como el nuestro, la iniciativa presidencial es insoslayable. Tanto es así, que ningún proyecto que prescinda de ella tiene posibilidades de ser aprobado en el Congreso (salvo que no implique erogaciones, lo que reduce al espectro a la nada misma). De manera que el gobierno — y el país con él—, se mueve al compás que le imprime el presidente, haciendo sólo lo que éste promueve o permite. Nada más. Las características personales del primer mandatario —sus conocimientos, capacidades, motivaciones, valores, principios, énfasis— pasan, entonces, a ser de primera importancia para el futuro del país. Podríamos llegar a decir, incluso, que éste depende de ellas. Desde esta perspectiva, podemos clasificar a los presidentes en tres grupos, a los que denominaré, para efectos de este análisis (seguramente existirán denominaciones mejores) peleles, administradores y estadistas. Los peleles, como el nombre lo sugiere, son qu