¿Pagan las empresas impuesto a la renta por las utilidades que no distribuyen?
Es
preciso corregir, para no continuar usando argumentos incorrectos en la
discusión tributaria, un error básico demasiado extendido en materia de
impuesto a la renta. No es efectivo que las empresas paguen impuestos de
primera categoría sólo por las utilidades que distribuyen. Eso es algo así como
un mito urbano sin ningún asidero en la realidad. Como cualquier contador entendido
podrá confirmar, ellas los pagan, año tras año, por la totalidad de su renta
líquida.
Permítame
explicarlo con un ejemplo: si la empresa XYZ tuvo una utilidad antes de
impuesto de $ 200 millones y distribuyó $ 50 millones, pagará con la tasa
actual $ 40 millones por concepto de primera categoría, y no $ 10 millones como
muchos, equivocadamente, sostienen.
El
mito urbano posiblemente se origina en que la normativa establece que las
empresas no son sujetos de impuesto a la renta. Sólo las personas naturales lo
son. Por tal razón, los tributos que pagan aquéllas no son de beneficio fiscal,
sino meros anticipos a cuenta de los impuestos personales de los empresarios. Estos
últimos se rebajan de los primeros, pagándose sólo la diferencia (o recibiéndose
la devolución del excedente) que se produjere. Por cierto, si la ingeniería
tributaria funciona bien, la diferencia a pagar debería ser cero.
El
tan cacareado FUT es sólo un registro donde se anota este singular procedimiento.
Allí se apuntan, entre otras partidas, las utilidades que ya pagaron anticipo
pero que aún no han sido distribuidas (el FUT propiamente tal) y los anticipos
pagados que no han sido usados por los empresarios
Varias
consecuencias se desprenden del uso de este mecanismo. Veamos algunas:
Este
mecanismo NO favorece la inversión en las empresas, como sostienen sus
defensores. Mal podrían invertir las empresas el diferencial de impuestos entre
las utilidades devengadas y distribuidas ($ 30 millones en el ejemplo anterior)
si éste está en manos del Estado.
Favorece
la elusión, ya que incentiva a los empresarios a buscar formar de sacar
utilidades de las empresas sin pagar excedentes de impuestos.
Dado
que en la práctica los empresarios no pagan (o pagan muy poco) impuestos a la
renta (ya dijimos: las empresas se los pagan), acentúa y favorece la
concentración de la riqueza.
Y, quizás la más grave, es que lleva implícito un
subsidio de toda la sociedad a las empresas y empresarios, ya que al no ser de
beneficio fiscal los tributos que pagan las empresas, éstas reciben a título
gratuito todos los cuantiosos servicios que les entrega el Estado.
Y
ahora, la pregunta del millón: ¿por qué un sistema que no tiene ventaja social
alguna ha estado vigente durante 30 años y nadie, ni la Alianza ni la Concertacióna,
ha hecho nada por cambiarlo?
Ya sabemos que Mathei lo defenderá a rajatablas. Sería interesante conocer en detalle lo que pretende hacer Bachelet al respecto.
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